Estas son las palabras del célebre evangelista Dr. Billy Graham en el año 1958, al referirse a la estrategia de generar discipulados de grupos pequeños que a su vez se reproduc¡zcan en otros, y que fueran citadas luego por Robert Coleman:
Billy Graham, reconoce el tremendo potencial de este plan cuando es usado apropiadamente en la iglesia. En respuesta a la pregunta “Si usted fuera pastor de una iglesia numerosa en una ciudad principal, ¿Cuál sería su plan de acción?” El señor Graham respondió: -Yo creo que una de las primeras cosas que haría sería rodearme de un grupo de personas, diez o doce, que se reúnan varias horas por semana y ¡paguen el precio! Les costará algún tiempo y esfuerzo. En un periodo de varios años yo compartiría con ellos todo lo que tengo. Así entonces tendría doce ministros de entre los laicos, que a su vez tomasen otros doce más y los enseñasen. Yo conozco una o dos iglesias que están haciendo esto, y la iglesia está revolucionada. Yo creo que Cristo estableció este patrón. Él invirtió la mayor parte de su vida con doce hombres. No pasó este tiempo con una gran multitud. De hecho a mi parecer cada vez que tenía una gran multitud los resultados no eran muchos. Los grandes resultados, me parece, los logró en sus encuentros personales y en el tiempo que pasó con sus doce.[1]
Billy Graham, reconoce el tremendo potencial de este plan cuando es usado apropiadamente en la iglesia. En respuesta a la pregunta “Si usted fuera pastor de una iglesia numerosa en una ciudad principal, ¿Cuál sería su plan de acción?” El señor Graham respondió: -Yo creo que una de las primeras cosas que haría sería rodearme de un grupo de personas, diez o doce, que se reúnan varias horas por semana y ¡paguen el precio! Les costará algún tiempo y esfuerzo. En un periodo de varios años yo compartiría con ellos todo lo que tengo. Así entonces tendría doce ministros de entre los laicos, que a su vez tomasen otros doce más y los enseñasen. Yo conozco una o dos iglesias que están haciendo esto, y la iglesia está revolucionada. Yo creo que Cristo estableció este patrón. Él invirtió la mayor parte de su vida con doce hombres. No pasó este tiempo con una gran multitud. De hecho a mi parecer cada vez que tenía una gran multitud los resultados no eran muchos. Los grandes resultados, me parece, los logró en sus encuentros personales y en el tiempo que pasó con sus doce.[1]
[1] Robert Coleman. El Plan maestro de la evangelización. (edición del treintagésimo aniversario) Grand Rapids, Michigan: Editorial Unilit, 1998, pág. 105.
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