Espiritualidad de Calendario

Desde la perspectiva bíblica es difícil entender el proceder de quienes asumiéndose cristianos introducen en nuestro calendario, al carnaval dentro de una secuencia de celebraciones cristianas quedando: carnaval, miércoles de ceniza, resto de la cuaresma y Semana Santa.
¿Por qué comienzan la cuaresma al día siguiente de terminar el carnaval ?. ¿Qué lógica sustenta semejante asociación? ¿Alguna relación entre el evidente relajo de las fiestas carnestolendas y la ceniza del connotado “miércoles” ?
Aceptando que existen algunas variantes, creo que los eventos centrales de esta cadena, siguen enlazados porque en la mente de algunos se necesitan el uno al otro en ese estricto orden. La cadena puede comenzar en Febrero o en Marzo. Lo que no variará es la secuencia: Carnaval primero, Cuaresma después. Aquí, existe un vínculo de peso histórico pero, desgraciadamente, de pobre basamento teológico.
Al analizar esta secuencia, resulta obvio que estamos frente a un itinerario que va de lo instintivo a lo místico, del tobo de agua al cirio encendido, del vulgar baile al doloroso “via-crucis”, del conveniente antifaz a la palma “protectora”, del grotesco rey Momo al Cristo resucitado... de lo casi animal a lo casi celestial.
No ilustraremos a nadie al afirmar que el Carnaval ha escrito una indigna, relajada y vergonzosa página en la cultura occidental, que se ha prolongado a través de los siglos y que aun hoy día mantiene un presente de muy cuestionable contenido moral.
Rastrear su huella no es nada difícil. La senda nos puede llevar hasta la época decadente del imperio romano pero tal vez baste con quedarnos un poco más cerca, en la penumbra medioeval. Allí veremos al pueblo entregado por varios días a un desenfreno orgiástico, antes de entrar al período de regulaciones y ayunos que establecía la Iglesia Oficial.
Se trataba pues de un bacanal colectivo que se planificaba (a manera de despedida) porque de inmediato vendría la Cuaresma con sus restricciones preparatorias para la celebración de la pasión y resurrección de Cristo!.
En el año 1.091, el Concilio de Benavento instituyó el “Miércoles de Ceniza” como día de constricción que daba por concluido el tiempo de libertinaje, otorgando el perdón y dando comienzo a la “urgente purificación”. Depravación y consagración, Carnaval y Cuaresma, estaban pues fríamente programados en la vida popular y, por adecuación, en la agenda de la Iglesia Oficial.El asunto no ha cambiado mil años después. La rutina cotidiana nos muestra cómo, en nuestro medio, predomina un estilo de vida social que es “pagano” en la práctica y que se adereza con días y eventos “santos” para anestesiar conciencias y satisfacer costumbres religiosas. A Dios se le dejaba y se le sigue dejando en el templo, allí donde no se torne incómodo para el quehacer y el deshacer de la calle.Afirmo pues que: nuestro pueblo marcha al tambor de una religiosidad que, en la práctica, está divorciada del trabajo, de la distracción, de la política, del estudio, de la economía, de “la noticia”, de las leyes y hasta de las relaciones interpersonales. Creo firmemente que las mayorías populares continúan, hoy día, ejerciendo una fe de calendario. En otras palabras, se trata de una feligresía que vive la mayor parte del tiempo como le da la gana y que, de manera espaciada , “marca” fechas supuestamente “santas”.
Carnaval y Cuaresma van así pues, de la mano, y con la ceniza de por medio. Pienso que esta tradición ha permitido que el pueblo se asigne a sí mismo una temporada de licencia, en función de que siente garantizada la inmediata indulgencia. Se trata pues, de un triste proceder que abusa conscientemente de la Gracia de Dios, expresada en Su perdón.La fe cristiana, fundamentada en la Biblia, exige a los hijos de Dios una vida de obediencia continua al Señor, en todo tiempo, en todo lugar y en toda actividad. Una vida donde el binomio “pecado-perdón” no sea programado para burlar y abusar de la Gracia de Dios.Las tradiciones religiosas son solo eso: tradiciones. Y como tal, pueden y deben ser objeto de revisiones que analicen tanto su trasfondo doctrinal como su traducción y consecuencias en el comportamiento social. Su antigüedad no garantiza su virtud o una legítima preservación. Más aún, en el caso que nos ocupa... Una cruz de ceniza trazada en la frente, acompañada de una voz que (literalmente) pareciera recitar en el desierto: “Arrepentíos y creed al Evangelio” (Mr. 1: 15), no pasa de ser una burla programada a la dispensación de la Gracia.
Así las cosas, esta combinación de Carnaval con Cuaresma fomenta un inadmisible dualismo ético contrario al Evangelio. La Palabra de Dios nos recuerda que, todo aquel que dice que cree en el Señor Jesús, “debe andar como El anduvo” (1ª. Juan 2: 6)... sin sujetarse a tiempos o espacios. En el discipulado cristiano no hay pues lugar para una ética de almanaque o una moralidad de calendario.
Según La Palabra de Dios, el cristiano debe vivir de acuerdo a su identidad como hijo de Dios... Alguien que ha “nacido de nuevo” por el Espíritu Santo no hace depender su comportamiento de fechas, escenarios, tradiciones, conveniencias, festividades, sincretismos o “lunas”... Bien podemos conmemorar lo justo con fines didácticos pero nunca en alianza con la anticultura que en las mentes vacías se le llama cultura, o con la idolatría que en las mentes ingenuas se le llama esparcimiento. El discípulo de Jesucristo está llamado a vivir sin cambios ni disfraces de identidad. Es decir, debe vivir, sin mascaradas.

Tiempo de Cuaresma


Tiempo de Cuaresma
Por Iván Berroterán

En el conocimiento de la vida de Jesucristo, podemos ver que existen dos periodos especiales durante el año que nos lleva a prepararnos espiritualmente, para concebir la importancia que tiene su vida, estoy hablando del tiempo de adviento (preparación espiritual para celebrar el nacimiento del Jesús en nuestras vidas y en el mundo) y la cuaresma (preparación espiritual para celebrar dignamente y entender el significado de la pasión, muerte y resurrección del Hijo de Dios).
Celebrar un nacimiento siempre es sinónimo de gozo y alegría, ya que una nueva vida aparece en este mundo y es una señal de esperanza, pues todos auguran un excelente porvenir a todo aquel que nace, cuanto más aquellos que “nacen de nuevo”, sin embargo le costó bastante a Nicodemo entender estas palabras (1), y estaba ante la presencia de Jesús.
Cuando la Palabra penetra tu vida, entonces eres capaz de entender su significado, así le ocurrió a la mujer samaritana, la Palabra le fue revelada y pidió beber del agua viva que ofrecía Jesús (2), ella también nació de nuevo en ese momento, y fue tanta su alegría que la impulsó a llevar la Palabra y muchos creyeron, y los que creyeron decían que creían no solo por el testimonio de ella, sino también porque tuvieron un encuentro personal con Cristo y supieron verdaderamente que este es el Salvador del Mundo (3).
Pero, que significa celebrar la muerte de Jesús?, para entender tan especial motivo de celebración, debemos entender primero el contexto mismo del Evangelio predicado por Jesús y sus discípulos, Pablo lo enfatiza cuando dice que sí Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación y nuestra fe (4), ya que el evangelio se refiere a nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según los hombres, y que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, y por medio de Él recibimos la gracia y las herramientas espirituales para conducir todas las naciones a la obediencia de la fe, entre los cuales estamos nosotros, que fuimos llamados a ser de Jesucristo (5).
Al analizar detenidamente lo expresado anteriormente, podemos destacar que toda la obra de Jesús, tiene su momento cumbre, con su resurrección de entre los muertos, de no haber ocurrido, el evangelio hubiera sido una historia más, interesante quizás, un libro más que reposaría en las bibliotecas como un gran best-seller o una gran obra clásica, carente de verdad, pero ¡no es así!.
Con la resurrección de Jesucristo, la gloria de Dios se manifiesta una vez más, con un poder tan inmenso, para dar a entender a los hombres que Él es Dios, el milagro más maravillosos que haya podido suceder, la victoria contundente del bien sobre el mal, la eliminación de nuestras angustias, la expiación de nuestros pecados, la cura a nuestras enfermedades, todo esto quedó clavado en la cruz.
Celebrar la muerte de Jesús, es reflexionar sobre el coraje que debemos tener para enfrentar las circunstancias, y entender que sí confiamos en Dios con seguridad obtendremos la victoria.
Celebrar la muerte de Jesús, es celebrar que la tumba quedó vacía, que nuestro Evangelio predica vida, vida en abundancia.
El tiempo de cuaresma debería relacionarnos más y mejor con nuestro Dios, pero sin caer en un tradicionalismo vacio, ya que como cristianos debemos entender que nuestra relación con Dios debe ser cultivada en todo momento, no hay una fecha o un espacio de tiempo limitado para realizarlo.
Nos debatimos en un mundo de constantes cambios, que afectan notablemente nuestras actitudes, creencias y convicciones, pero hay algo que no ha podido cambiar en el mundo desde la creación hasta hoy y es la inmensa necesidad de Dios, cuando reflexionamos sobre la pasión de Cristo, desde el Getsemani hasta la crucifixión, vemos que Jesús tuvo confianza plena en su Padre, y Dios tuvo el control absoluto de la situación, mientras Jesús estaba cumpliendo su misión Dios lo respaldaba; en los momentos de mayor angustia envió un ángel para asistirlo; ya que ante la agonía que vivió Jesús, solo un poder sobrenatural pudo darle la fuerza necesaria para cumplir su misión, pues ningún ser humano hubiera podido resistir tales maltratos y menos el terrible tormento que experimentó Jesús.
Que la cuaresma de hoy, no sea solo cuarenta días para reflexionar y purificarte, que la cuaresma de hoy sea toda tu vida, y puedas sentir con gran fuerza la Gloria de Jesús en tu vida, puedas entender que en los momentos de mayor aflicción (6) a tu lado está Él, abrazándote y guiando tus pasos , y por sus heridas fuimos sanados (7), y experimentes la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento (8), y lo más importante, que con convicción puedas decir que Cristo está vivo (9), que nuestro Dios es un Dios de vida (10), de misericordia (11), de amor (12), de protección (13), de provisión (14), de sabiduría (15), un Dios que nos hizo ser sal y luz de la tierra (16), y nos comisionó para llevar el conocimiento de su Evangelio a toda criatura (17).
Que la reflexión sobre la resurrección de Cristo, pueda influenciar tu vida, y tener una vida con propósito, para alcanzar la verdadera superación personal, la que tu sueñas, y en todas las áreas de tu vida, ya que la resurrección fue la máxima superación de Cristo como hombre, entonces hay esperanza en nuestros corazones, ya que Jesucristo está vivo, entonces Él es presente, así como lo somos todos nosotros, y sí Jesucristo es presente, igualmente lo somos nosotros que le seguimos, por lo tanto nuestra religión comúnmente denominada cristianismo, es una religión del presente que celebra la verdad de la presencia viva y personal de Cristo, estamos más vigentes que nunca, y como todas las cosas por Él fueron hechas (18), así mismo serán hechas por nosotros, sí creemos y confesamos con nuestra boca que Jesucristo es el Señor (19), lo que traerá como consecuencia la mayor de las realizaciones personales jamás pensada por alguno, y todas las estrategias necesarias para cumplir nuestra misión.
Al respecto nuestro Pastor José Piñero comenta: “Una persona verdaderamente realizada en la vida, es aquella que ha decidido con toda determinación vivir para Dios y el cumplimiento de Sus propósitos, es por ello que aprovechamos este tiempo de Cuaresma para revisar nuestras vidas a la luz de la Voluntad de Dios expresada en su Santa Palabra y de esa manera podremos vivir la Vida con Propósito”.
Somos por esencia seres que estamos siempre en camino a algún lado, y procuramos realizarnos en todos los niveles, cuerpo, alma y espíritu, pero este caminar se ve continuamente obstaculizado por el desánimo, aflicciones, desamor, equivocaciones, dudas, falta de comunión con nosotros mismos, con los demás y con Dios, sí esto te estuviera sucediendo, te recuerdo, que tu naciste de Dios, y todo lo que es nacido de Dios vence al mundo (22), así como Cristo venció (23).
Citas Bíblicas
(1) Juan 3:1-10,
(2) Juan 4:15,
(3) Juan 4:42,
(4) 1 Corintios 15:14,
(5) Romanos 1:3-6,
(6) Juan 16:33,
(7) 1 Pedro 2:24,
(8) Filipenses 4:7,
(9) Hechos 1:3,
(10) 1 Timoteo 6:13,
(11) 1 Pedro 1:3,
(12) 1 Juan 4:8,
(13) Salmo 91:4,
(14) Salmo 132:15, 2 Corintios 9:10,
(15) Santiago 1:5,
(16) Mateo 5: 13-14,
(17) Marcos 16:15,
(18) Juan 1:3,
(19) Romanos 10:9-10,
(20) 1 Juan 5:4-5
(21) Juan 16:33

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